
Que suben y se sientan junto a otras…que se miran, que se sonríen o que ni siquiera se percatan entre sí.
Que descienden, que suben…a los ómnibus.
Historias sonrientes y serias, historias de pocos años y de muchos.
Rostros con huellas de lo vivido, y rostros en los que recién empiezan a marcarse los caminos.
Frenadas de arribo y aceleradas de partidas. Dos palomas por allí, moviéndose con naturalidad entre el bullicio.
Todos rostros distintos, como las historias que los tallan.
Unos llegan y otros parten y yo en este banco como fuera de ritmo pero consciente, mirando, llenándome de este movimiento y este transcurrir de los minutos mientras espero…espero que salgas y que vengas a mí, y contigo subirme a formar parte de este vagón de historias y compartir este pedazo en que la tuya y la mía son las mismas…