miércoles, 3 de febrero de 2010

Recuerdo de lluvia


Una vez más el manto fresco de esta lluvia veraniega me trae hasta aquí...
Mientras corre el agua cual cañada a ambos lados de la calle, observo cómo las plantas reciben el vital elemento agradecidas después de soportar el rigor del caluroso sol pre-tormenta.
Improvisados paragüas desfilan por la vereda dándole formas diversas al rutinario trayecto que realizan quienes los portan, todos los días a esta hora: la del almuerzo.
Mirando cómo caen las gotas sobre el agua me retraigo a aquella época, un tanto lejana en el tiempo pero no así en mis recuerdos y en mi corazón, que fue la de mi niñez, allá por el norte de mi país, cuando estos temporales de verano eran todo diversión y felicidad ya que podíamos mojarnos y chapotear a placer en charcos callejeros que se formaban y desaparecían junto con la lluvia.
¡Qué felicidad poder mojarse a destajo, con ropa ligera y descalzos, los ojos semicerrados para que no golpearan tantos las gotas de lluvia y las manos abiertas como queriendo retener el agua en ellas!...
(Del mismo modo que quisiera retener ese momento hoy al recordarlo, pero abriendo las alas del recuerdo para inmortalizarlo).
¡Qué felicidad poder disfrutar aquel momento! Como en aquel tiempo sin nubes empañándolo, sin preocupaciones, viviendo plenamente ese instante de felicidad que nos regalaba la naturaleza con total generosidad...
Maravilloso banco de datos: nuestra memoria, visual, perceptiva...
Un sonido de ahora, un teléfono me trae aquí nuevamente, ladeo la cabeza para mirar nuevamente las gotas que siguen cayendo, las miro una vez más y sigo con mi trajinar diario, pero ya lo veo diferente....