miércoles, 27 de agosto de 2008

Instante...

Voy conduciendo, con la mirada fija en la calle, mis pensamientos navegando por un mar de opciones, saltan de un tema al otro como no queriendo profundizar en ninguno.
De pronto mi mirada se choca con ellos, desde lejos los diviso. Están parados frente a un alambrado que delimita la calle de un campo. Él acaricia a un burrito que vino obviamente al escuchar el llamado. Ella lo mira a él, también al burrito y sonríe con ternura mientras también aprecia la belleza de este día de cielo azul, que despeja cada vez más, un vientito primaveral que se quiere acercar antes de lo debido...
Él acaricia y le da algo de comer ella sigue contemplándolos y yo cada vez más lento observo todo el cuadro. Él tiene más de 70 años y ella por ahí, también. Seguro han compartido más tiempo juntos que separados en sus vidas, seguro que sí porque esa ternura que irradian, el compartir ese momento, detener el auto, bajarse, acariciar al burrito, mirarse, sonreír contemplar el contexto, no es casualidad...no no lo es.
A mí también me quitan de la rutina, me bajan del reloj, me alejan por un momento del asfalto y me transmiten la esencia de la vida. Ese instante en que se comparte tanto y de forma tan sencilla. Qué lindo!, son dos niños grandes, maravillados ante algo que nos regala la naturaleza y que siempre está ahí, seguramente cada día que paso, pero que hoy, ella y él me lo mostraron para que no me pierda todo eso...
Ahora sigo rumbo a mi trabajo pero con una sonrisa instalada en mi cara....

miércoles, 13 de agosto de 2008

El mar está en calma, el sol brilla, hace frío pero normal...El calor del sol es suficiente para templar hasta el alma.
Ella sentada en un momento de pausa entre su labor, ésta de juntar y seleccionar su ropa, la que se llevará con ella a su nuevo hogar, muy suyo y sólo suyo.
Todo está muy claro y se siente muy motivada y entusiasta, feliz de tener su lugar en la tierra, pero ahora de pronto siente como si estuviera guardando en estas bolsas pedazos de su vida, como arrancándolos de un lugar tan querido en su momento pero que hay que trasplantar para que todo siga su curso con nueva savia reparadora y generadora de felices momentos...
¡Cuánto se siente ese desapego, ese soltar y dejar ir y parece que en este momento se sintiera todo junto y mucho, ese dejar ir y tomar por sendas diferentes!
De pronto cada prenda cada cosa que sale de ese placard arrastra tras de sí un lote de recuerdos, de momentos, de épocas que forjaron esos años.
No siente dolor sino una sensación extraña que de apoco le va anudando el pecho y sin querer casi sin notarlo se desanuda en lágrimas que la alivian y que terminan en una sonrisa...así muy igual muy parecido a este final de etapa en su historia...