
Camino, con los ojos puestos en nada y en todo. Me cruzo con muchas personas pero no nos vemos...Cada uno en lo suyo entre reloj, obligaciones y prisas.
De pronto las oigo...son campanas, las de la iglesia ellas, siento que hace un montón que no las escucho, miro la hora : y media, claro por eso suenan. Me asusta este asombro porque seguro pasé más de una vez por aquí y estarían sonando pero así es...nuestra vida urbana encajada entre el reloj y la prisa calzada casi.
Ah! y también vi las palomas que viven por allí y hasta ganas de darle migas de pan me dieron y allá, un poco más allá del otro lado de la plaza había una niña que eso hacía y me vi...
Qué suerte que aquellas me hicieron apreciar todo esto; aquellas campanas, esas palomas esta niña....
2 comentarios:
Y hoy me pasó algo parecido....
Descubrir un paisaje nuevo en una calle que frecuento todos los días, dos veces por días... y se siente hermoso, no?
Totalmente Antagonista, y son necesarios como el aire esos descubrimientos...
Un abrazote
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