
Ahora con manchas que los años implacables tallaron en ellas; en ellas que me alimentaron, que me acariciaron, y también más de una vez me pusieron en el camino correcto a pesar de los berrinches y que sufrieron más, mucho más que el "castigo" que intentaban imponer.
Las he mirado tantas veces!! pero hoy vi su pequeño temblor y caí en la cuenta de los años y del valor de tenerlas al alcance de mi vista y de las mías, ésas, las suyas...las manos de mi madre y aunque el pasar de los años me ahogue en este momento, me anude un poco el pecho, me siento inmensamente agradecida de poder ser testigo del cambio entre aquellas de la juventud, fuertes, ágiles que forjaron con total generosidad y con el más puro, fiel y desinteresado amor que hay en la vida, la mía, y éstas, sus manos cargaditas de vida compartida en lo bueno y en lo malo...incondicionalmente.
Y curiosamente a pesar de la fragilidad que aparentan tener hoy, me contienen y me serenan igual que ayer con sólo verlas...son las infinitamente amadas y tiernas manos de mi madre.